mardi, septembre 13, 2005

Viajes





















Los viajes pueden.
Sí, pueden. Pueden sugerirnos muchas cosas.
Pueden dibujar múltiples formas en nuestra mente según la idea que nos hacemos, el aspecto que la representa, su natura, el momento (nuestra vida no siempre apetece de la misma manera); se puede tener la corazonada de que un encuentro podría cambiar nuestra vida, aunque sea más bien una “fantasía” (si me lo permiten) que se abre paso solapadamente, como si el día anterior hubiésemos leído los sonetos del Aretino con sus respectivas estampas — Fottiamci, anima mia, fottiamci presto/poi che tutti per fotter nati siamo
[1] y hoy nos imagináramos en la cabina de baño con una desconocida repasando uno de los dieciséis “modos” (i modi) mentados por Pietro e ilustrados por Marcantonio (guía y maestro), durante el vuelo. Pero atención, que nos “imaginemos” algo, por una extraña disfunción de nuestra psiquis, no quiere decir que veamos cosa, es una “representación” a la cual no accedemos, aunque ciertos signos, como esta súbita erección que incomoda nuestra marcha y que nos hace detenernos, nos lo ponga de manifiesto.

Consideremos también que un viaje se puede reducir a una frase encontrada en un libro que se abrió por azar, por cierto, de corte más parco, no tan “e spingi dentro il cazzo a poco a poco”
[2] (aunque como decía antes no se puede descartar…) Verán, el inconveniente de decir las cosas así, está en que se pierde “el cómo las cosas operen realmente”, porque al decir todo junto, queda la impresión que se trata de una sólo plano continuo, cuando en verdad el condominio tiene dos plantas y tres dimensiones. Y por más que se haga hincapié en que no es lo mismo que algo esté presente en nosotros y que algo se re-presente ante nosotros no deja de ser una manera puramente descriptiva de decirlo, sencillamente por que no realizamos la diferencia especifica del caso, cosa que mientras se vive nos muestra su abismo, no es lo mismo que algo tenga dos o tres dimensiones, pero dejemos de abrumar al lector.
¿Se pueden decir de otra manera? Me temo que no.

[1] Ref: Pietro Aretino, soneto 1: Follemos, vida mía, follemos ya pues todos nacimos para follar, y si tú el pene adoras, yo el coño amo, y el mundo una mierda sin esto sería.
[2] Me pregunto si debo traducir…

(Sigue)

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